El punto muerto está entre tu espalda y mi pecho. Entre el blanco y el negro. Entre el acierto y el fallo. El punto muerto será parecido a vivir sin amar. A follar sin querer o a reír sin sentir. Será la calma en medio de la guerra o el disparo a diez centímetros del corazón.
Y es que me da miedo el punto muerto. Pero más miedo me da vivir con miedo a la ilusión. Me asusta la monotonía y me aterra la constante sensación de estar tirándose al vacio y sin paracaídas.
Pero qué se le va a hacer. Si total estamos aquí para hablar de cosas sin importancia, porque al final nadie quiere decir que es un cobarde de mierda. Que preferimos morirnos de frío antes que pedir a alguien un poco de calor. Que preferimos morir cuerdos antes que vivir sin miedos.
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