Yo siempre he creído que algún día me daría cuenta de con quién pasar el resto de mi vida, sin más. Siempre pensé que conocería a alguien que me daría un vuelco al corazón, alguien que me aclararía las cosas, alguien con quien ir hacia delante. Y supongo que todas esas ideas vinieron de cuentos de niña de los que te acabas apropiando. Nunca me contaron que la cosa se podría torcer. Que un día comenzarías a huir por miedo a no quedarte en el suelo que ya conoces. Que un día te enamorarías de alguien que no pretenda ir hacia delante, incluso alguien que te da un vuelco al corazón mientras le da todo a otra, y toda esa mierda. No me contaron que la mayor tristeza podría llegar a venir de la felicidad que otro le aporta a una persona.
Pero yo quise, amé como nunca me imaginé de niña. Se me ponía el corazón en la garganta por verte vestirte cada mañana al lado de mi cama. Me temblaban las piernas cuando sonreías y me decías que podrías vivir a ese ritmo durante toda la vida. Y me lo creí, como todos los cuentos que leí de niña, me lo creí. Y joder, no sé si decías enserio que podrías vivir esa vida, pero nunca tuviste esa intención. Y supongo que es, porque como el resto de cosas, tampoco me contaron que las personas cambian, que algún día sentirías la peor sensación que la vida te puede dejar: soledad.
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