Más cerca de los Beatles que de tus discos de jazz.

.

domingo, 15 de febrero de 2015

Carta de amor a mi único amor

Nunca supe si reír era cosa de tontos, ni si quiera si aquello por lo que reíamos no era más que la resaca de otro amor de verano. Pero el problema no fue ese, sino que duró más de lo que me figuraba. O tal vez no, tal vez no fuese un problema, tal vez son las circunstancias las que me hacen llamarlo así. El caso es que un día decidiste llamarme como menos me gustaba. Empezaste a descarrilarme en todos los sentidos, a romper mis esquemas, a nublarme el norte y todo lo que tenía a plena vista. Todo por lo que un día luché se deshizo como el vaho que sale de una boca en pleno enero. Se esfumó, se fue con prisa y sin pausa, se fue y ni si quiera pude despedirme de ello. ¿Y qué querías que hiciera? ¿Que me quedase contigo como si tú fueses lo que siempre quise? No es cierto. No lo eres. Eres lo que nunca quise para mi: Nunca quise llorar por tonterías, ni mucho menos reír por ellas. Nunca quise vivir sin planes, sin metas, sin objetivos. Nunca quise que mis motivos tuviesen nombre y apellidos, ni mucho quería a alguien como tú. Nunca te desee, y ni mucho menos desee que alguien que nunca esperé me hiciese feliz, ¡a mí! A mí… Que todavía llevo dos relojes por miedo a perderme en el tiempo, que todavía cuento hasta diez cuando me dan ganas de llorar sin apenas motivos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario