Más cerca de los Beatles que de tus discos de jazz.

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viernes, 11 de julio de 2014

Aprender a alcanzar nuestra propia libertad es una de las metas que todo el mundo se olvida de realizar. Las personas queremos ser nosotras mismas, no depender de nadie para alcanzar un estado de paz que nos hace sentirnos bien con nosotros mismos. Pero todos sabemos que esa paz es efímera, que se va en cuanto el trocito de pan que teníamos en la boca se desvanece y queremos más. Pero a veces no es tan simple como eso, a veces se trata de pedir ayuda y dejarse ayudar, de conocer a la persona que nos puede aportar la ayuda que necesitamos, y eso nunca es algo sencillo. Abrirse a las personas y entregarse a ellas como si se tratase de una operación a corazón abierto es de las cosas más complicadas que nos toca hacer en la vida, y aun más cuando sabemos que existen heridas internas que un día alguien nos dejo por abrirnos demasiado con la persona equivocada, heridas que sabemos que traerán complicaciones en el camino. Pero hay algo de lo que sí estoy segura, y es que cuando lo logran, cuando te curan y te dejan con la sensación de no querer probar ni un trozo de pan más en nuestra vida, es cuando nos damos cuenta de que hay otra familia, otra que nosotros elegimos sin tener que llevar nuestra misma sangre, otra por la que daríamos todo si hace falta.

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