Más cerca de los Beatles que de tus discos de jazz.

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martes, 15 de abril de 2014

Después de todo, lo poco que sé de la vida es que no se puede saber nada de ella. Que el invierno puede llegar a quemar y que la primavera puede llegar a congelarnos por dentro. Que las despedidas pueden llegar a doler menos que los reencuentros con personas a las que un día dijimos adiós. Que se puede llorar de alegría y se puede llegar a reír por los que intentan hacernos llorar. Que los besos pueden llegar a doler más que una bofetada y que un te quiero puede estar cargado del más absoluto vacío. Que el amor no trae felicidad y en cambio la tristeza la trae de la mano. Que los días para olvidar son los que más recordamos cuando echamos la vista atrás. Que del amor nadie se escapa y que lo único que se nos escapa es la ilusión. Que los adultos tienen que aprender a madurar menos y a reír más. Que la vida no está echa para uno, pero tampoco para dos. Que del amor nadie se priva y que a veces éste puede llegar a darnos lecciones que más tarde tendremos que olvidar. Que la vida es un sin vivir, pero que tampoco estamos aquí para pararnos a pensarla.

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