Más cerca de los Beatles que de tus discos de jazz.

.

martes, 24 de septiembre de 2013

Nunca llegó a mencionar nada sobre hacerme feliz, sin embargo, me pedía cada noche cinco minutitos más. Me agarraba fuerte sólo para notar que estaba ahí, esperando cualquier gesto que le hiciese diferente del resto. 
Nunca habló de felicidad, sin embargo, me sonreía a tan pocos centímetros de mí, que podía notar hasta el roce de sus mejillas. 
Nunca me habló de ser feliz a pesar de las mil palabras que salían de su boca a las tantas de la madrugada. 
Nunca nos dimos cuenta, hasta que me sentí absurdamente vacío esperando a que un semáforo se pusiese en verde sin ninguna mano agarrando la mía, sin nadie gritando y riendo en mi oreja mientras el resto de la gente observaba. 
Es entonces cuando supe que tenías que volver. Tenías que volver para mal acostumbrarme de nuevo a tus andadas, a tus manías y a tus bromas. Mal acostumbrarme a que todo lo que salga de tu boca signifique más que un mundo en mi cabeza. Mal acostumbrarme a dejarme con ganas de más cada noche, ganas de más rutina, de lunes de café, periódico y tus besos. 


Y es que sin ti, yo no.


No hay comentarios:

Publicar un comentario