Siempre contemplé cada paso que dabas como pasos de gigante. Siempre vi mis piernas tan pequeñas que parecía quedarme atrás. Y ahora, como de costumbre, estoy haciendo lo posible por cogerte. Pero esta vez me estás soltando la mano.
Y yo no sé caminar sola. O más bien, sin ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario