Más cerca de los Beatles que de tus discos de jazz.

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lunes, 21 de abril de 2014

No sé, tal vez se trate de jugar a ser felices y acabar creyéndoselo como tontos. Tal vez se trate de distinguir los momentos que en un futuro se convertirán en recuerdos. Tal vez se trate de poner música a los domingos, e incluso cambiar de dirección la desgana de los lunes. Tal vez se trate de prometer menos al resto y prometernos más a nosotros mismos. De querer y dejarse querer sin remordimientos. De quejarse menos y reírse más. De mirar menos el suelo y mirarnos más entre nosotros. De enamorarse de lugares que nunca antes habías conocido. De buscar la propia felicidad en la risa de otro. Tal vez todo sea mucho más sencillo de lo que nos plantean, y tal vez se trate del simple gesto de sonreír o dar las gracias unas cuantas veces al día. Tal vez nos comemos demasiado la cabeza porque no tenemos ni idea de afrontar la soledad de un domingo por la noche. Pero, ¿sabéis? Tampoco sabemos coger un maldito teléfono y hacer felices al resto, porque en el fondo, parece que nos encanta sentirnos huecos por dentro.

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