Más cerca de los Beatles que de tus discos de jazz.

.

miércoles, 1 de enero de 2014

Nunca pensé que una persona podría ser capaz de revolucionar tanto mi vida. Nunca hasta que llegaste; hasta que me dijiste por primera vez que me querías, con el mismo verde en los ojos que nueve meses después. ¿Y qué puedo decir del resto? De las tardes de centro, de nuestro banco de siempre, de los besos de sapo o de los nuestros. De las horas perdidas sin hacer nada más que enamorarme un poquito más de ti, o de los abrazos donde te ahogaba sólo para entrar en calor. De las películas que tan poco caso hacía o de los placajes en la playa. De las siestas que nunca me dejaste dormir o de las canciones que gritaba por mitad de la calle. Son tantas las cosas que me gustaría decir y tan pocas las palabras existentes, que es imposible poder dar a entender al resto todo lo que significas, todo en lo que te has ido convirtiendo a lo largo del tiempo. Todo lo que me fuiste regalando cada día con tan sólo unos buenos días y unas buenas noches seguidas de más de una sonrisa y alguna que otra lágrima. Son tantas cosas que por mucho que quiera agradecértelo ninguna sorpresa será como aquella que me hiciste un 22 de marzo. Gracias por cambiar mi vida, por acercarte a mí, por hacer de lo nuestro algo diferente al resto, por hacerme reír con las cosas más insignificantes y hacerme sonreír a lo verdaderamente importante, incluso a aquello que se ha ido desmoronando a lo largo de este año en mis propios ojos.

1 comentario: