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A veces te miro a los ojos y me sorprendo de que un día me dieses todo con ellos. Me sorprende que un día supiste demostrar más que cualquier otro, más que cualquiera de los que llevaba en mi mundo durante años. Y es que ahora te miro y no sé muy bien a quién veo, si a ti, o a lo que nunca dijiste que llegarías a ser. Ese -nos queda una vida juntos- que tanto escuché se ha reducido a un abrazo y un qué tal que me rompe el corazón, la mirada y hasta el alma. Me hiciste acostumbrarme a lo que nunca llegaría a ser una rutina, me hiciste reír por cosas que un año después me hacen llorar, me hiciste llorar por cosas de las que hoy me río, y todavía te preguntas a qué me refiero cuando digo que dejaste mi mundo patas arriba cuando decidiste irte, cuando cogiste el camino fácil, cuando tus ideas rompieron toda la magia que un día descubrí en los mismos ojos que me sonrieron la primera vez.