Más cerca de los Beatles que de tus discos de jazz.

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viernes, 30 de agosto de 2013

Ya son las 1:30 de la mañana y en verdad no es el frío o el sueño los que están de más, si no que es él el que esta de menos. Sigues mirando alrededor como si en cualquier momento fuese a aparecer para besarte como la primera vez, como aquel beso con sabor a tequila; alcohol del malo, besos guarros y minutos mágicos... te pones a pensarlo y joder, que putos escalofríos. Das el último trago a esa botella de ron que tanto había costado acabar y de pronto lo ves todo más claro. De pronto te ves en medio de la nada descubriendo que no vendrá, que los besos por la noche en mitad de la carretera serán cosa del pasado, que jamás te volverán a mirar igual esos ojos que un día llegaron a hablar por sí solos, qué digo hablar, llegaron a enamorar, a besar e incluso a matar. Ni si quiera una gota más de ron iba a salvar aquel puto desastre, aquella dura pérdida. Pero a veces se trata de asimilar con los ojos empapados, con frío y soledad, pero asimilar de un modo u otro, que ambos sabíais que un día se cansaría de pasar las horas entre tus sabanas, agarrado a tu cintura día sí y día también como si nada malo pudiese ocurrir ahí dentro. Que ambos sabíais que un día todo se reduciría a una simple palabra. Recuerdos. 

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