--Y dime, ¿quiénes son para juzgar nuestros actos? Nadie es perfecto, y aunque esa frase haya salido por la boca de mil personas intentando maquillar sus mentiras o sus meteduras de pata, es obvio que todos somos humanos. Todos cometemos errores que incluso no pensábamos que lo eran, todos deseamos cosas que no deberíamos y todos, en alguna ocasión, estamos en el lugar y con la persona menos adecuada. Pero, ¿qué más da eso? Eso no nos convierte en ningún idiota. Eso simplemente nos convierte en uno más, en una persona más que tan sólo intenta vivir su vida lo mejor posible y en la medida de nuestras posibilidades, y eso, al fin y al cabo, es lo que perseguimos todos en la vida.
Escucha algo: Sal ahí fuera y déjales claro a todos tan sólo una cosa y es que no necesitas que nadie te diga qué es lo correcto y qué no; que no necesitas ni debes dar explicaciones a nadie, ni si quiera a ti mismo; y por último, sal ahí fuera a comerte el mundo, a dar a entender quién eres y sobre todo convencerte a ti mismo de ello, sin mentiras ni apariencias, sino autenticidad. Sal ahí fuera y decide ser lo que siempre has querido ser, coge tu sueño con tus propias manos y trabaja hasta que ese sueño consiga convertirse en una pura realidad; y sobre todo, mientras hagas todo eso, nunca jamás olvides quién eres, porque intentarán hacértelo olvidar una y otra vez.--
No hay comentarios:
Publicar un comentario