Ni ayer ni hoy, ni tal vez mañana. Ni oscuro, ni claro, tal vez nítido; tal vez su sonrisa difuminada entre el humo de su cigarro consumiéndose por segundos, al igual que sus verdes ojos.
Tal vez sea imposible olvidarse de ti.
Tal vez tan sólo exista esa posibilidad; o tal vez sea yo y la marca que me dejaste tú.
Aquí, en mi pecho.
Lo llena tu sonrisa frente a la mía, nuestras risas y nuestra amistad, supongo, de lo más grande que ha existido nunca.
Cada uno tomó un camino y se puso a andar, a andar tan rápido que ya ni nos veíamos de lejos.
Pero, ¿sabes? Por mucho que nos empeñemos ya es difícil reencontrarnos, casi igual de imposible que olvidarte.
Tu has cambiado, y yo también.
Ahora ambos somos felices de uno u otro modo.
Pero recuerda, jamás habrá nada ni nadie tan extraordinario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario