Sientes cómo pasa el tiempo, cómo cada segundo que pasa pierdes y ganas algo. Sientes cómo la gente va y viene, sientes quién se queda, quién te abandona, quién llega. Sientes cómo el tiempo cura hasta las heridas más abiertas. Sientes cómo cambian tus pensamientos en cada despertar. Sientes cómo se apaga el fuego, cómo las cenizas van desapareciendo. Y aunque no lo diga, también siento el miedo. Miedo de qué será de nuestro mañana, de qué sera de cada uno de nosotros. De qué nos deparará el destino, el karma, qué se yo. Pero hay algo que nunca dejaré de hacer, y es no quedarme con brazos cruzados. Eso nunca, por mucho miedo que sienta.
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