
Más cerca de los Beatles que de tus discos de jazz.
.
.
domingo, 24 de junio de 2012
Definitivamente el mundo me queda grande. He aprendido a tragarme las palabras, a contar conmigo misma, a confiar en mí, a ser fuerte; he aprendido muchas cosas y sigo sin poder asimilar todo lo que se me va poniendo delante de mis ojos. Es proponerse mil cosas y que las mil salgan al revés, es intentar ayudar y acabar cagandola hasta el fondo, es intentar aparentar ser fuerte y acabar cada noche llorando como una estúpida. Es convencer al resto de que soy valiente y saber que no lo soy, es aparentar ser feliz y llegar a casa con la cara empapada en lágrimas. Es sentirme pequeña y saber que soy diminuta, es sentirme una mierda entre toda la gente de mi alrededor, que a veces siento que me pisan, que o pisas o te pisan, y yo no soy capaz de pisar a nada ni a nadie. No soy capaz porque me encuentro en medio de un camino muy largo, sentada, llena de heridas, con el corazón hecho pedazos y sin nada más por lo que luchar, porque lo he perdido todo. A veces salgo de casa pensando que no voy a ser capaz de sonreír y sobre todo hacer sonreír a la gente que me rodea, porque eso es en definitiva lo que me mantiene viva y con la esperanza de que aun puedo hacer algo bien. Estoy atascada, hundida y sola, sobre todo sola. Y aunque ahora sé que ésta vida es demasiado corta como para pasarla amargada, no puedo convencerme a mí misma de que yo soy feliz ahora mismo. Lo he dado todo y lo he perdido, eso es lo que sé con certeza, y eso me asusta porque ahora solo me sé llenar con la gente de mi alrededor, y tampoco es que esté todo del todo bien.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario