
Más cerca de los Beatles que de tus discos de jazz.
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viernes, 2 de mayo de 2014
E ignoré como quien ve llover en otoño las veces que me dijiste que podríamos fugarnos. Que tenías miedo a la vida, algo que jamás comprendí. ¿Quién tiene miedo a la vida? Es cierto, todos tenemos alguna fobia ya sea a la oscuridad, a las alturas o, qué se yo, a la muerte. Sin embargo, tú tenías miedo a vivir. Y cada vez que me pedías eso me parecía absurdo que no entendieses que fuese donde fuese ibas a vivir igual. Y no lo entendí, o más bien no lo quise entender. Jamás me imaginé que necesitabas alguien que te enseñase a vivir sin miedo, que necesitabas algo más que tu día a día, jamás comprendí que era la rutina aquello a lo que tanto temías. Y seguramente tenga yo la culpa, porque jamás me imaginé que un día me dirías que la rutina nos mató y que te irías para siempre. Y es por eso por lo que te escribo hoy, para decirte que siempre fuiste tú el valiente. Que jamás hubiese tenido el valor que tuviste tú, y que en el fondo era yo la que estaba cagada de miedo. Era yo la que cubría mi día a día hasta no ver aquello que siempre viste tú. Porque siempre fuiste tú, y eso es algo que nunca comprendí.
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