Apariencias no, que engañan.

Sírvete en la primera copa todas y cada una de tus penas. Añade las lágrimas que tu almohada se cansó de aguantar. Tampoco te olvides de las discusiones, de los malos ratos. Añade, por último todas las palabras pesimistas que se pasaron por tu mente. Y ya esta, de un trago, trágate todas esas mierdas y te prometo que al segundo una sonrisa será lo único que quede. Porque, ¿sabes? Aún quedan muchos momentos por vivir, malos y buenos, pero muchos. No vale la pena perdérselos lamentándose por los que salieron mal. No pierdas el tiempo y fíjate bien, porque puede que lo que aparentemente resulta lo mejor sea lo que menos vale la pena y sin embargo, lo más simple sea lo que más te hará feliz.