Ésta vez elegiré qué puerta cruzaré.

¿Sabéis? A veces la lección de un error no llega con las consecuencias de éste... Llega cuando menos te lo esperas, cuando más lo necesitas, cuando ni si quiera te das cuenta de qué ocurre. Llega, y entonces te planta cara, y te lo dice, te dice qué es lo que haces mal, te lo grita, y no me preguntéis cómo te hace razonar, te hace rectificar, cambiar las cosas. Y cuando lo logras, cuando ves que ésta vez lo has hecho bien, entonces lo sabes, sabes que lo hiciste gracias a los errores que antes cometiste, y te das cuenta... Te das cuenta de cómo va esto que llaman vida, de que nadie tiene en verdad unas instrucciones que indique qué hacer en cada caso, que las personas aprenden de una forma u otra, pero lo importante es que al fin y al cabo todos vamos persiguiendo algo, eso que llaman felicidad, y que si es de los errores de los que se aprende, yo quiero seguir cometiéndolos, seguir aprendiendo de ellos, y así, volver a tener esa sensación de nuevo, ya sabéis de cual hablo, esa sensación... De haber hecho las cosas bien.